«Una enfermedad mental, sin importar si es crónica o no, es un estigma que nunca te arrancas de tu vida. La sociedad te lo recuerda en cada espacio que no volverá a abrir para ti1, en las acciones más simples y cotidianas que jamás podrás repetir. Incluso tu familia te lo va a recordar…».
Víctor Cuevas Cárdenas fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide en 1996. El rechazo social sufrido lo animó a crear «sus propias puertas y ventanas» el 23 de diciembre de 2002: el proyecto Corazón Solidario está abierto para enfermos mentales durante los días laborables en la ciudad de Santa Clara, al centro de Cuba.
Veintitantos pacientes asisten allí para recibir comida, ropa donada, medicamentos y terapia ocupacional. Hacen lo que desean hacer. Se ayudan entre sí y conversan en el patio interior, meciéndose en grandes sillones mientras Alfredo toca el piano. Sigue melodías de memoria como lo hizo durante décadas, y aunque le saltan algunas notas fuera de lugar, a nadie parece importarle: Maylín baila mientras transporta una palangana de ropa recién lavada y los sillones no paran de moverse. Alfredo cierra los ojos y sigue tocando. Nadie dijo que debía ser perfecto.
Víctor Cuevas Cárdenas fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide en 1996. El rechazo social sufrido lo animó a crear «sus propias puertas y ventanas» el 23 de diciembre de 2002: el proyecto Corazón Solidario está abierto para enfermos mentales durante los días laborables en la ciudad de Santa Clara, al centro de Cuba.
Veintitantos pacientes asisten allí para recibir comida, ropa donada, medicamentos y terapia ocupacional. Hacen lo que desean hacer. Se ayudan entre sí y conversan en el patio interior, meciéndose en grandes sillones mientras Alfredo toca el piano. Sigue melodías de memoria como lo hizo durante décadas, y aunque le saltan algunas notas fuera de lugar, a nadie parece importarle: Maylín baila mientras transporta una palangana de ropa recién lavada y los sillones no paran de moverse. Alfredo cierra los ojos y sigue tocando. Nadie dijo que debía ser perfecto.
Corazón Solidario es un proyecto único de su tipo en Cuba, país aquejado por una crisis económica crónica, cuyo gobierno ha reconocido que el salario promedio no alcanza para satisfacer las necesidades básicas. Víctor confiesa que «sobrevivir es cada día un acto de fe». Dependen del apoyo de la Iglesia Católica y de donaciones provenientes casi siempre de la propia comunidad necesitada a la que se dirigen. Todos comparten lo poco, incluso cuando 45 comensales reciben sus raciones de almuerzo y cena.
Víctor habla calmado. «El aislamiento impuesto por la propagación del coronavirus ha intensificado no sólo la soledad de los pacientes con enfermedades mentales sino también el rechazo de sus familias. Sobrevivimos gracias al corazón solidario de muchas personas, pero todos los días también enfrentamos la ausencia de él en otras. Tratamos de ser el hogar y la familia perdida… aunque sea por unos días, aunque ese efecto termine perdiéndose… Y con buena parte de los pacientes, por las difíciles situaciones que deben enfrentar en la calle (en sus casas), al reincorporarse cada lunes es como volver a empezar».
Víctor habla calmado. «El aislamiento impuesto por la propagación del coronavirus ha intensificado no sólo la soledad de los pacientes con enfermedades mentales sino también el rechazo de sus familias. Sobrevivimos gracias al corazón solidario de muchas personas, pero todos los días también enfrentamos la ausencia de él en otras. Tratamos de ser el hogar y la familia perdida… aunque sea por unos días, aunque ese efecto termine perdiéndose… Y con buena parte de los pacientes, por las difíciles situaciones que deben enfrentar en la calle (en sus casas), al reincorporarse cada lunes es como volver a empezar».